Blogia
Arboles muertos y mucha tinta

Héroes de papel

CARSON DE VENUS

CARSON DE VENUS

POR ARMANDO BOIX

 

En 1939, un artículo del «Saturday Evening Post» calificaba a Edgar Rice Burroughs como el más importante escritor del mundo en aquellos días. Suena a exageración, pero si nos atenemos en exclusiva a la popularidad entre los lectores, no andaba muy desencaminado. Por aquel entonces la obra de Burroughs había sido traducida a más de cincuenta lenguas —incluso al esperanto—, y allá donde no llegó alguno de los veinticinco millones de ejemplares vendidos de las aventuras de su personaje Tarzán, el cinematógrafo lo convirtió en familiar a los públicos de todas las edades.

Es normal que tal éxito atrajera la atención de aquellos escritores menos imaginativos o afortunados, y que muchos entre éstos intentaran seguir sus pasos mediante la imitación de su reconocible forma de construir historias. Quien más se acercó al maestro, atrayendo a un considerable número de lectores, fue el hoy olvidado Otis Adelbert Kline. Como su modelo, había nacido en Chicago e igualmente sufrió de una juventud errática en la que se vio obligado a emplearse en un sinnúmero de oficios heterogéneos, el más interesante —desde el punto de vista que nos ocupa— el de agente literario, representando a escritores como Robert E. Howard, Frank Belknap Long, John W. Campbell y —sorprendentemente— F. Scott Fitzgerald.

Su bautismo creativo lo realizó como autor de letras para canciones y no empezó a publicar su obra narrativa hasta 1923, dentro de la revista «Weird Tales». Además de perpetrar sendas imitaciones de Tarzán, con Tam, Son of the Tiger (1931) y Jan of the Jungle (1931) —que generaría una secuela: Jan in India (1935)—, también alcanzó cierta fama en el campo del «sword and planet» —novela de aventuras interplanetarias, en la que la espada y otros aditamentos medievalizantes se superponen al escenario futurista, siguiendo las pautas marcadas por Burroughs en su serie marciana sobre John Carter—, con la trilogía ambientada en Venus y protagonizada por Robert Grandon, The Planet of Peril (1929), The Prince of Peril (1930) y The Port of Peril (1932).

Burroughs, al parecer molesto ante estas copias descaradas, le devolvió la torna. Si Kline había escrito un ciclo venusiano imitándole, él demostraría que era capaz de generar un ciclo de ciencia ficción en el mismo planeta, pero convirtiéndolo en mucho más popular. La primera de estas novelas, Piratas en Venus, se serializó en la revista «Argosy» en el mismo 1932.

Para esta obra Edgar Rice Burroughs creo a un nuevo héroe, el millonario y hombre de acción Carson Napier, aunque, como gustaba hacer a menudo, entrelazó sus aventuras con las de otros hijos de su imaginación e incluso con personajes reales, como el propio autor. En el primer capítulo, Burroughs se nos presenta a sí mismo en el despacho, mientras sigue con inquietud los radiogramas que llegan de Pellucidar, narrándole los avatares de la expedición de Tarzán, David Innes y Von Horst al centro de la Tierra —sucesos desarrollados en su novela Tarzán en el centro de la Tierra—. Una extraña carta procedente de México y firmada por Carson Napier le advierte de la próxima visita de una mujer y le ruega que recuerde sus palabras.

Burroughs no presta demasiada atención a la misiva, pero muy pronto volverá a su memoria cuando la cita anunciada llega a consumarse y una bella y misteriosa muchacha aparece en su cuarto: «Incluso si la joven no hubiera tenido un aspecto tan sobrenatural, no habría sabido qué hacer para recibirla a aquella hora, en la intimidad de mi alcoba, ya que ninguna mujer había invadido, hasta entonces, aquel recinto. Me creo bastante puritano». El tímido Burroughs no interpreta equivocadamente la visita de la desconocida y se limita a escucharla. Antes de desaparecer atravesando la pared, la mujer simplemente le dice que escriba a Carson Napier y el autor así lo hace, acordando su visita para el día siguiente.

A la llegada del aventurero le revela que la aparición de la muchacha era sólo una prueba para verificar la capacidad del novelista para recibir sus mensajes telepáticos, una habilidad aprendida de un mentor hindú que les será de extrema utilidad para continuar comunicándose en adelante, pues allá donde Napier piensa dirigirse no podrá servirse de ningún otro medio.

Porque Carson Napier está apunto de partir hacia Venus.

Napier, sabremos entonces, es el único heredero de una cuantiosa fortuna que le ha dejado tiempo libre para embarcarse en todo tipo de aventuras y caprichos. Estrella de la pantalla, deportista y viajero inveterado, el aburrimiento acabó por conducirle hacia el estudio. En Alemania aprendió de sus científicos todo cuanto podía saberse sobre cohetes y allí mismo surgió la idea en la que había embarcado sus caudales e inteligencia: construir una nave capaz de viajar hacia otro planeta, en concreto hacia Marte porque «entre todos los planetas, sólo Marte ofrecía probabilidades de estar habitado por seres parecidos a nosotros».


Puesto que la nave de Napier estaba diseñada sólo para lograr realizar un viaje de ida, la colaboración de Burroughs a la hora de interpretar sus mensajes telepáticos y convertirse en cronista de la expedición resultaba inapreciable. Burroughs acepta asumir la tarea y, solventado aquel último cabo suelto, Napier regresa a la isla de Guadalupe, donde el cohete casi está terminado.

La nave despega con éxito y todo parece desarrollarse según lo previsto... ¿Todo? En realidad no. Napier, en cuyos minuciosos cálculos creía haber previsto todas las variables, se había saltado inadvertidamente una bastante evidente: el cielo no está libre de obstáculos y la Tierra tiene desde hace mucho una compañera llamada Luna. El cohete, en su trayectoria, pasa demasiado cerca del satélite y su atracción gravitacional desvía el rumbo, y de un modo bastante radical, todo hay que decirlo. Si Napier pensaba viajar hasta Marte, en cuanto rehace sus cálculos descubre que se dirige de cabeza hacia el corazón del sol.

Por fortuna una nueva casualidad le salva la piel —y es que en las novelas de Burroughs el sistema solar es un pañuelo—: Venus se cruza en su camino y captura al cohete, lo cual no le augura mayores posibilidades de supervivencia. Al contrario que en otras novelas, donde Burroughs dejó volar libremente su imaginación sin preocuparse demasiado en documentarse para resultar verosímil, en la primera entrega de esta saga, Burroughs se ciñó escrupulosamente a los conocimientos de su época:

«Envuelto, como se halla (Venus), en una espesa capa de nubes, su superficie resulta eternamente invisible a los ojos humanos y se me ofrece como un misterio que intriga mi imaginación. Pero recientes investigaciones científicas en el mundo de la astronomía han determinado que las condiciones climatológicas de ese planeta rechazan toda posibilidad de que pueda alentar ninguna manifestación de la vida peculiar de la Tierra. Se ha llegado a la conclusión, según algunos astrónomos, de que, con relación al Sol, desde la era de su prístina fluidez, siempre ofrece la misma cara, como ocurre con la Luna respecto a la Tierra. De ocurrir eso, el calor extremo de un hemisferio y el frío exagerado del otro harían imposible la existencia de vida humana. Y aunque la opinión de sir James Jeans se viera confirmada por los hechos, cada uno de sus días y de sus noches serían mucho más largos que los de la Tierra. Las noches transcurrirían a una temperatura de trece grados bajo cero, Fahrenheit, y los largos días a una temperatura alta en proporción».

En atención a estas suposiciones, Burroughs creó en su novela un Venus de clima tropical, eternamente encapotado y abundante en selvas y agua. Si se equivocó, en esta ocasión no fue culpa suya —como en el tan mentado caso de su novela Tarzán de los monos, donde incluía tigres en la selva africana—. El Venus que nos plantea se ajusta al que imaginaba la ciencia y muchos escritores de ficción adoptaron —como Stanley G. Weinbaum, C. L. Moore o Leight Brackett—. Incluso Isaac Asimov, tan preocupado por la verosimilitud científica, mostró un panorama del planeta igual de errónea en su posterior novela En los océanos de Venus (1954). Hasta 1956, el uso de las microondas no permitió al equipo del astrónomo norteamericano H. Mayer advertir que la temperatura superficial era mucho más caliente, haciendo imposible la existencia de esa jungla pantanosa que había llenado tantas páginas de literatura pulp. Hoy sabemos que ronda los 475º centígrados, más que suficiente para fundir muchos metales.

Una vez Carson Napier abandona la cabina del cohete y salta en paracaídas a la velada superficie del planeta, sus aventuras subsiguientes continúan la línea de las que ya trazara para John Carter en el ciclo de Marte: combates constantes espada en mano, gigantescos depredadores hambrientos y una hermosa princesa en trance de ser rescatada y enamorada por el heroico hombre de la Tierra. Los seres inteligentes que encontrará son antropomorfos, con muy ligeras variaciones en su aspecto —básicamente puede cambiar el color de la piel y, en el caso de Marte, poseen otro sistema reproductivo—, y aunque son creadores de avances técnicos notables, por el contrario manifiestan una predilección injustificable por el uso de las armas blancas, al tiempo que sostienen estructuras sociales no muy distantes de nuestro medioevo. Los venusianos con los que tropezará Carson Napier, por ejemplo, han descubierto un suero de la eterna juventud y tienen armas basadas en la energía atómica —y recordemos, en honor de Burroughs, que sus novelas son muy anteriores al proyecto Manhattan— y en cambio salen de caza con lanzas y arcos, y desconocen la aeronáutica.

Sin embargo, más allá de la trama de aventuras sin descanso a las que Burroughs nos tiene acostumbrados, la serie dedicada a Venus es particularmente interesante de estudiar, con el objetivo de discernir la ideología reaccionaria de su autor. Por ejemplo, en estas obras los villanos son una parodia esperpéntica de los comunistas —como también eran bolcheviques los primeros enemigos de Tarzán—, retratados como personajes estúpidos, egoístas y violentos, por su baja extracción social, frente a la nobleza intrínseca de las clases altas. Merece la pena detenernos en una cita extensa para mostrarlos cómo lo hace Burroughs:

«Hace centenares de años los reyes de Vepaja regían los destinos de una gran nación. No estaban sus territorios confinados a estos bosques, sino que formaban un gran imperio con millares de islas, que extendían desde Strabol a Karbol, abarcaba grandes extensiones de territorio y océanos, populosas ciudades, y enorgullecíase de poseer un comercio floreciente que jamás había sido superado por ningún otro país en el curso de los siglos.

»Los habitantes de Vepaja sumaban en aquella época millones y millones. Pululaban por sus caminos los mercaderes, los empleados, los esclavos, y existía un número más reducido de trabajadores intelectuales. En esta última clase social se incluían los hombres de ciencia, los abogados, los hombres de letras y los artistas. Los jefes militares se seleccionaban entre los de todas las clases sociales. Por encima de todos ellos estaba el Jong hereditario.

»Las líneas divisorias de las clases sociales no se hallaban trazadas de un modo estricto. Un esclavo podía convertirse en hombre libre y los hombres libres podían escoger la profesión que les pareciera adecuada a su capacidad. En sus relaciones sociales, los cuatro estamentos más importantes no se interferían, debido a que los componentes de cada uno de ellos tenían poco de común con los de otros, aunque no ocurría esto por motivos de superioridad o inferioridad. Cuando un miembro de clase inferior se había ganado, por sus estudios o por su ingenio una posición en la clase más elevada, era recibido en ésta en un plano de absoluta igualdad, sin que nadie se preocupara de sus antecedentes.

»Vepaja era una nación próspera y feliz, pero había descontentos. Eran los perezosos y los incompetentes, y en su mayor parte pertenecía al sector criminal. Sentían envidia de aquellos que habían conseguido una posición que ellos se consideraban incapaces de alcanzar. Durante mucho tiempo fueron el origen de pequeñas discordias y disensiones, pero la gente no les prestaba ninguna atención o se burlaba de ellos. Sin embargo, encontraron un jefe. Era un obrero llamado Thor, hombre de antecedentes penales.

»Este individuo fundó una sociedad secreta que se llamó thorista y predicó un evangelio denominado thorismo. Por medio de la propaganda consiguió muchos prosélitos, y como todas sus energías iban dirigidas contra una de las clases sociales, obtuvo la simpatía de las otras tres, aunque, naturalmente, consiguió pocos partidarios entre los comerciantes, empleados y agricultores.

»La única finalidad de los jefes thoristas era el poder y encumbramiento personal. Sus móviles eran totalmente egoístas, pero como se movían entre masas ignorantes, no les fue difícil disimular sus propósitos. La consecuencia fue que estalló una sangrienta revolución, sumiendo en el caos la civilización  y el progreso.

»El objetivo de los revolucionarios era la destrucción de la clase culta. Los que perteneciendo a las otras clases se opusieran a sus designios, serían juzgados y aniquilados. El Jong y su familia habrían de ser asesinados y una vez conseguido todo esto, el pueblo sería libre. No habría amos, ni contribuciones, ni leyes.

»Efectivamente, consiguieron aniquilar a muchos de nosotros y a una gran parte de los comerciantes, y entonces las masas comprendieron lo que los agitadores sabían perfectamente: que alguien debía gobernar. Los jefes del thorismo se aprestaron a apoderarse de las riendas del poder. El pueblo había cambiado el benévolo gobierno basado en la experiencia de la clase culta por el de los incompetentes thoristas.

»Los vepajanos quedaron virtualmente sometidos a una terrible esclavitud. Un ejército de espías los vigilaba y otro de los guerreros les impedía revolverse contra sus nuevos señores. Las masas se sintieron miserables y horriblemente desdichadas.»

No deja de ser curioso su glorificación de un estado reconocido esclavista —que evidentemente es una versión muy personal del american way of life—, mientras presenta a un movimiento de intenciones igualadoras como perverso. Y más curioso resulta cuando Napier, en uno de sus accidentados viajes por Venus, va a parar a Havatoo, una ciudad de gentes perfectas, física e intelectualmente gracias a una cuidadosa selección racial que nos hacen pensar en el nazismo, especialmente cuando nos enteramos que, todo aquel que no alcanza lo mínimos exigidos, es exterminado. No hay que decir que Carson Napier, pese a algunos problemas iniciales, se adapta muy bien a esta sociedad y llega a integrarse felizmente.

La historia iniciada en Piratas en Venus se prolongó en tres libros más, Perdidos en Venus (1935), Carson de Venus (1939) y Huida de Venus (1946). Existe otro relato, publicado póstumamente en el volumen Tales of Three Planets (1964), conectado a la serie: The Wizard of Venus.

Aunque el ciclo de Venus no sea, a mi parecer, la mejor serie de novelas de Edgar Rice Burroughs, su influencia en otras obras de ciencia ficción se demuestra evidente y no sólo en su vertiente literaria, de hecho la que nos descubre más puntos de contacto, hasta casi rozar el plagio, es un cómic: el Flash Gordon que Alex Raymond empezó a publicar en los dominicales de prensa en 1933. No sólo el planeta Mongo adopta su misma extraña amalgama de medievalismo y alta tecnología, sino también algunos de sus pueblos están calcados de la obra de Burroughs, como es el caso de los hombres halcones —idénticos a los Klangan, los hombres pájaro de Venus— , los hombres colmillo —los kloonobargan—, Arboria —ciudad construida en las copas de árboles gigantescos, como la Vepaja de Piratas en Venus—, etc. Al final Edgar Rice Burroughs salió triunfante una vez más y eclipsó por completo a Otis Adelbert Kline. De hecho, muchas de las novelas de este último no abandonaron las páginas de las revistas hasta que el revival de la literatura pulp en los años 60 —con el rescate de la obra de Robert E. Howard, o las historias de Doc Savage y La Sombra— hizo que unos pocos de sus títulos llegaran a reeditarse en forma de libro. Burroughs, en cambio, no ha perdido jamás el favor de los lectores. Como dice John Clute «para muchos amantes de la CF resulta embarazoso admitir que cuando realmente quieren divertirse con un libro, siempre acuden a la estantería donde están las obras de Edgar Rice Burroughs (...) Tal vez no haya ningún secreto tras el enorme éxito de Burroughs, o uno muy simple: los héroes son la culminación de los deseos. Pero Burroughs no se restringe, ni nos engaña. Mientras dure el libro, el deseo es realidad.»

La lista de los 7 (The List of Seven; 1993)

La lista de los 7 (The List of Seven; 1993)

Autor: Mark Frost

Traducción: Alberto Coscarelli

Edita: Ediciones B. Barcelona, 1995.

 

RESEÑA DE ARMANDO BOIX

 

A poco que te interese la literatura popular, el nombre de Arthur Conan Doyle en una contraportada ha de despertar, cuando menos, tu curiosidad. Con tal baza juega Mark Frost, que en su primera novela se apoya en el involuntario mecenazgo que el escritor escocés le brinda con su propio personaje. Así los admiradores de Sherlock Holmes no sólo contarán con la presencia de su autor favorito, sino podrán disfrutar también de una especie de aventura espuria del detective, pues el agente de la reina Jack Sparks, uno de los protagonistas de La lista de los 7, es el aventurero, científico y genio de la deducción en cuya fuerte personalidad se inspirará Doyle -siempre según la ficción de Frost- para la creación de su más famoso héroe literario.

  La novela, de desarrollo lineal, escritura clásica y fácil lectura, recuerda en más de un momento a los folletines de aventuras de principios de siglo. Desorbitada, con terribles peligros, persecuciones constantes y archivillanos malos pero que muy malos, se enmarca en ese subgénero del relato fantástico en un ambiente de época que autores como Tim Powers y James P. Blaylock han cultivado con tanto éxito. Tal vez su mayor defecto resida en el apoyo excesivo en las casualidades y soluciones rocambolescas, que llegan a mermar su verosimilitud más de los deseable. Aunque la acción continua procure impedir al lector pararse a reflexionar, no resulta admisible que una poderosa sociedad secreta persiga al joven doctor Doyle por revelar accidentalmente sus secretos en una novela, cuando éste se ha limitado a tomar los detalles de su historia de los ensayos teosóficos de Madame Blavatsky, divulgados sin ninguna censura en la época; pero aún resulta más increíble verle escapar una y otra vez con sus escasos recursos de atacantes tan feroces como zombis, momias, gárgolas animadas y sanguijuelas gigantes.

  Con todo no es una lectura a despreciar, y Frost, amén de realizar una aceptable creación de ambientes y manejar con especial habilidad los diálogos, consigue llevar a buen puerto -dentro de una lógica más cercana a la narrativa pulp que a la novela actual- su conjunción de una trama folletinesca con elementos de horror sobrenatural. Merece la pena llamar la atención sobre ella, y más cuando su publicación se ha producido fuera de las colecciones habituales del género, por lo que probablemente pasará desapercibida entre muchos de sus potenciales consumidores.

Arsenio Lupin, ladrón aristocrático (Arsene Lupin, gentleman-cambrioleur, 1907)

Arsenio Lupin, ladrón aristocrático (Arsene Lupin, gentleman-cambrioleur, 1907)

Autor: Maurice Leblanc

Colección: Lectosfera – Serie Escarlata n° 133

Edita: Pictus, Buenos Aires, 2013

 

Es bueno que alguien se decida a reeditar a Arsenio Lupin, el molde a partir del que se crearon los ladrones de guante blanco en la cultura popular. No solo por ser un precedente histórico (que si fuera por eso ahí están las historias de Raffles que efectivamente lo precede en publicación) sino simplemente porque Maurice Leblanc, su autor, escribe muy bien.

En los nueve relatos que componen este libro, vemos cómo se va formando poco a poco el personaje de Lupin. Si en el primer relato, ya vemos que Lupin es un personaje público famoso en la opinión pública, en el segundo se demuestra su prodigiosa habilidad para generar los planes más increíbles y conseguir burlarse de la policía. En relatos posteriores se va poco a poco descubriendo su pasado, mostrando su generosidad y buen humor y viendo cómo se ensaña con las posesiones de ricos y poderosos, al os que no solo roba sino que, si lo puede hacer humillándolos, mejor. Para el final del libro, tenemos un personaje fascinante que preside una colección de historias una más entretenida que la otra.

Y la edición de Pictus, de diseño moderno, con una traducción fenomenal de Elvio Gandolfo, una nota preliminar que da un somero pero claro repaso introductorio a la creación del personaje y su autor y con una tapa que recuerda a personajes del manga, es un ejemplo de cómo tornar atractiva un libro que, mal editado, podría no encontrar nuevos públicos. Y, en este caso, eso sería definitivamente una pena.

Luz negra

Luz negra

Ttitulo Original: Black Daylight (1937)

Autor: Wallace Broker (seudónimo de Lawrence Donovan)

Colección: Hombres Audaces nº ¿30x?

Edita: Molino Argentina, Buenos Aires,1948

 

En las costas de la baja California de México, un pequeño pueblo es rodeado por una misteriosa luz negra, impenetrable para cualquier tipo de iluminación. Tras eella se porduce una masacre sin precedente de sus pobladores. Al recibir el pedido de ayuda, el capitán John Furia y su tripulación de Whirlwind se encuentran ocn una conspiración criminal mucho mas compleja, dirigida a conseguir algo más que botín. Y cuando la misteriosa luz negra se extiende por todo el puerto norteamericano de San Diego, generando caos y destrucción sin precedentes, Solo Furia y sus tripulantes pueden detener a quienes amenazan al gobierno de Estados Unidos…

El Capitán (o en inglés The Skipper) fue otro intento de la editorial Street & Smith de conseguir un nuevo Doc Savage. Como Savage, John Fury es un hombre superdotado tanto física como mentalmente (aunque Fury es pelirrojo). Como Savage, Fury tiene un conjunto de ayudantes tan capaces como él entre su tripulación, cada uno con sus diferentes personalidades. Como Savage mantiene unas instalaciones científicas de última generación, en este caso dentro de su barco, el Whirlwind, que parece externamente un viejo mercante pero que en su interior es una auténtica nave de combate y experimentación sin rival. Como Savage, sus rivales son científicos y criminales dotados de equipamentos científicos que van más allá del simple crimen.

Eso sí, a diferencia de Savage, los niveles de muertes y carnicería (si esta novela fuera un ejemplo típico de sus novelas, que no lo sé) en El Capitán son infinitamente superiores, llegando a niveles que podrían ser de los de una historia de The Spider (quien haya leído las novelas del Spider me entenderá…) en cuanto a gente masacrada.

El autor detrás de esta novela, Lawrence Donovan, era un antiguo periodista y guionista del cine mudo que aplicaba un estilo mucho más realista y “gritty” (no por nada había escrito para la mítica revista Black mask, donde nació el género negro policial) además de escribir historias de The Whisperer y del propio Savage. En esta entrevista Will Murray habla un poco más sobre él.

Y la verdad el estilo realista de Donovan es muy entretenido. Sin perder ni por un momento el tono de acción continua presente en una buena aventura de héroes del pulp, las descripciones, el tono brutal de las peleas, el diálogo ajustado y seco, el estilo ágil y al punto hizo de la lectura de esta novela algo muy disfrutable. Para ser uno de los personajes menos conocidos del os publicados en la mítica colección Hombres Audaces, El Capitán merece ser redescubierto por los lectores del buen pulp de aventuras, si esta novela es una buena muestra de su serie. Ojalá encuentre más novelas de él.

La Venus de ébano

La Venus de ébano

Autor: “Arnaldo Visconti” (seudónimo de Pedro Debrigode)

Colección: El Halcón nº 9

Edita: Bruguera, Barcelona, circa 1950

 

El Halcón contra una revuelta de esclavos. Nada más y nada menos eso pasa en esta novela. Inspirados por una sacerdotisa vudú (financiada secretamente por un hacendado sureño que quiere quedarse con las tierras de la zona) los esclavos negros están a puntote rebelarse  cuanod nuestro héroe interviene. Y en el medio, hay intrigas, relaciones entre los personajes de la serie y la amenaza de que Rock Gambler (la verdadera identidad de El Halcón , por si no lo saben) sea acusado de ser el promotor de la rebelión.

Aparentemente para esta altura, la serie estaba ya a punto de terminar y sus problemas siguen siendo los que he criticado en las reseñas anteriores de la serie: básicamente un argumento donde todo avanza isn sentido claro, donde los personajes y sus reacciones son los que sostienen lo que pasa, cual capítulos de una gran telenovela que sigue y sigue isn un objetivo muy claro, como un río que pierde fuerza cada vez más. Probablemente la única manera de juzgar realmente la serie, sus ventajas y desventajas sería leerlo todo junto, de corrido. Eso sí, Debrigode es un gran escritor de personajes y de diálogos. Digamos que es creíble que la serie durara tan poco, más allá de sus méritos.

 

Un violín en la tormenta

Un violín en la tormenta

Autor: “Arnaldo Visconti” (seudónimo de Pedro Debrigode)

Serie: El pirata negro nº 54

Edita: Bruguera, Barcelona, circa 1950

 

Primero, hagamos una explicación contextual. Entre la otra novela reseñada en este blog y ésta, evidentemente pasaron bastantes cosas. Nuestro pirata se ha convertido en un valeroso corsario al servicio del rey de España, dirigiendo un grupo irregular llamado la Legión del Mar (aparentemente la versión corsaria de la Legión Extranjera), se ha casado y ha tenido un hijo.

Una vez dicho esto digamos que en la novela en realidad hay dos relatos casi diferenciados uno del otro. La primera parte es maravillosa: hay un barco esclavista alemán, dirigido por un capitán que quiere construir en una isla una sociedad nueva con una raza nueva y superior, que gobernará a los demás. Por supuesto en el medio se comporta como un salvaje y tirano brutal, cual dictador. Que termine todo destruido porque el pirata negro libera a los esclavos  es de una ironía y una crítica mordaz y soterrada al nazismo que asombra por su claridad. Que algo así se publicara en la nacionalcatolicísima España franquista, me parece un hallazgo.

La segunda parte es mucho más embrollada. Por un lado hay un intento de hacer pasar oro falso  por una pareja de hermanos. Pero lo principal es la pelea entre el protagonista y su hijo adolescente, un nene de mamá que quiere básicamente quiere tocar le violín. Y la verdad la respuesta de nuestro amigo pirata es la de un padre chapado a la antigua que le resulta intolerable que el hijo no quiera hacer lo que se debe como hombre y se dedique a mariconadas. Llega hasta a amenazarse con separarse de su mujer porque ésta lo apaña demasiado al hijito. En fin, un prodigio de modernidad nuestro héroe. Pero no critiquemos costumbres que en el contexto que se publicaban no eran mal vistas como hoy día.

Lo que sí molesta es que en realidad, el dramón familiar oculta la falla estructural, que Debrigode oculta a golpe de grandes diálogos y grandes personalidades. Pero la segunda mitad de esta novela es confusa, como si fuera un episodio de telenovela venezolana a mitad de temporada, la situación se estira hasta lo indecible sin parecer muy claro hacia dónde va. Probablemente si uno lee toda la serie en el largo plazo, la cosa sería mucho más coherente. Como no dispongo de otros episodios, no consigo engancharme con él.

Y otro detalle: la tapa es LA MISMA que la novela anterior de la serie que reseñara (miren en el link de arriba y verán), lo cual creo que es una de las pocas veces que veo algo así en la literatura pulp, donde, generalmente se tomaban el trabajo de tener una tapa original y llamativa en cada número porque era le principal argumento de venta ¿A qué vino esa tacañería de parte de Bruguera?

Resumiendo la primera mitad de esta novela es maravillosa y la otra confusa. Tengo la sensación que la obra de Debrigode parece oscilar justamente entre ambas puntas: a veces brillante, a veces confusa. Sin embargo, debo decir a su favor que se nota que hay brío en la serie. Si por una de esas casualidades aparecen más episodios de la serie, los compraré y leeré con interés.

La venganza de Dan Carter

La venganza de Dan Carter

Autor: “Arnaldo Visconti” (seudónimo de Pedro Debrigode)

Colección: El Halcón nº 2

Edita: Bruguera, Barcelona circa década de 1940

 

Esta novela es una continuación directa de la anterior, que reseñamos en este blog hace no tanto tiempo. Al final Rock Gambler termina eliminando la coronel Clayton, que jugaba un complicaod doble juego con el Norte y el Sur. Todo eso sin abandonar su pose de descastado, deslenguado y sarcástico bueno para nada, que esconde un corazón mucho más complejo del oque se cree. Además termina de poner a los miembros del elenco de la serie: Por un lado aparece helen y Rosaline Ryan, madre e hija del fallecido Halcón que Gambler suplanta. Desde ya las mujeres desprecian a ese hombre . Y por otro lado tenemos a Dan Carter, un joven honrado y recto, oficial del ejército del sur, enamorado de la niña Ryan y que, por una casualidad, descubre que don Gambler es, en última instancia, uno de los buenos, aunque nunca lo demuestre.

Tal vez mi principal problema con el estilo de Debrigode es su carencia de estructura. En el Halcón, al menos, uno tiene la sensación que va escribiendo sin un plan estructurado, sin tener idea  (o con una idea muy vaga) de cómo terminará todo, confiando que los personajes (que sí son una de sus bazas fuertes) sostendrán el interés del lector. Teniendo en cuenta que la serie no duró muchos números, posiblemente no haya sido una buena idea.

Y la sensación que queda es que realmente el autor no está muy interesaod onc la historia que le quieren imponer contar. Debrigode no quiere competir ocn el Coyote. Se le nota que está tratando de escribir otra cosa. Y cuanod tiene que ponerse en modo heroe lo hace forzado y sin entusiasmo. Es en ese desgano por lo que está obligado a hacer que está la raíz de que este serie no sea lo suficientemente interesante.  Al menos en la opinión de este lector.

 

El jugador de la vida

El jugador de la vida

Autor: “Arnaldo Visconti” (seudónimo de Pedro Debrigode)

Colección: El Halcón nº 1

Edita: Bruguera, Barcelona, circa 1946

 

Uno sabe que una serie va a ser peculiar cuando empieza con el asesinato de su héroe titular. Porque así empieza esta historia: en la Carolina del Sur al borde de la guerra civil entre la Union y la Confederación estadounidenses (literalmente con la guerra a punto de estallar) uno asesinos emboscan y matan a El Halcón, héroe enmascarado que había venido defendiendo a los pobres y los desprotegidos. Pero el Destino juega con cartas extrañas y ahí aparece Rock Gambler, traficante de armas cínico, irrespetuoso y deslenguado pero, en el fondo, con un corazón de oro. Que vista la situación no duda en mandar al otro mundo a los asesinos y, tras descubrir la verdadera personalidad del Halcón  (un joven caballero sureño llamado Michael Ryan que ha hecho esto  por sed de justicia) irreflexivamente decide continuar con su legado.

Y justamente es Rock Gambler y su compleja caracterización lo que sostiene esta historia. Uno tiene la sensación que a Debrigode lo que realmente le interesa es explorar a ese personaje complejo y contradictorio. De hecho la actividad enmascarada de éste se resume a una escena bastante sosa, casi para justificar el nombre de la serie. No sería improbable que la idea del personaje fuera una imposición editorial porque Bruguera quisiera tener una competencia con el exitoso El Coyote que en esos años sacaba Clíper.

Si es así, la verdad el resultado no podía ser más diferente. Frente al aristócrata moralmente claro que se disfraza de filósofo cínico que propone José Mallorquí, Debrigode opone un personaje desengañado que tiene arranques de nobleza. A las cuidadosamente estructuradas novelas del Coyote, aquí tenemos una historia mucho mas libre, que, de hecho, termina con demasiados puntos del argumento no resueltos, claramente pensando en el tomo siguiente. Frente al hombre de familia que es César de Echagüe, Rock Gambler es evidentemente un mujeriego simpático pero que resulta incapaz de pensar en compromiso a largo plazo.

El resultado final es a la vez fascinante y frustrante. Fascinante porque uno se queda con ganas de qué hará luego alguien tan inexplicable como mister Gambler. Frustrante porque realmente esta novela no resuelve nada, obligando a leer la siguiente. Por suerte tambien tengo el tomo siguiente, pero si no se dispone, uno puede sentirse con ánimo de dejar la serie.

Próxima reseña, la segunda novela de la serie. No se la pierda.

 

El corso maldito

El corso maldito

Autor “Arnaldo Visconti” (seudónimo de Pedro Debrigode)

Serie: El Pirata negro nº 9

Edita: Bruguera, Barcelona, circa 1946

 

Mis amigos españoles me hablan maravillas de Pedro Debrigode. Para muchos, dentro de la literatura pulp hispana, está solo por debajo de José Mallorquí a la hora de contar una buena historia de aventuras. Y más de uno de ellos considera que esta serie está entre sus mejores obras. Aprovechando que encontré por casualidad (y a un precio que no voy a decir para no generar envidias entre otros coleccionistas) un par de las novelas del personaje, me puse a leer esta historia.

El título es engañoso porque no se refiere a un corsario bajo una maldición (y menos a una fiesta de carnaval malefica, peor eso era mas inesperado) sino que se refiere a lo que ocurre en la isla de Córcega, que es una posesión recién conseguida del reino de Francia y está en una efervescencia rebelde. Y un exiliado en Nápoles, Pietro Fonti, está planeando generar una rebelión por todo lo alto. Por suerte el gobernador de la isla tiene un amigo, Carlos Lezama, también conocido como el Pirata Negro, que se ha decidido a resolver el problema del signore Fonzi metiéndose en plena Nápoles para detener su planes. ¿Me olvidé decir que Fonzi tiene en estos momentos a Nápoles bajo su siniestro control y hay una joven noble napolitana que caerá rendida ante nuestro pirata?

Más allá de lo inesperado que es encontrarme con un pirata que apoye el colonialismo frente a un rebelde independentista (si bien sea sustentado por el hecho que es amigo del gobernador francés y que el jefe independentista sea básicamente un tirano de acuerdo a la historia... pero bueno, estamos en pleno franquismo lo que hace claramente que hablar a favor de la rebelión contra el poder algo muy bien visto por las autoridades censoras), no puedo negar que el relato resulta entretenido. El Pirata Negro es de esos típicos aventureros sonrientes, astutos y osados en el molde clásico. Se deja disfrutar mucho, aunque es no llega a ser el prodigio narrativo que es habitualmente una narración de Mallorquí.

Hay otra novela mas de esta serie en la lista de cosas a leer (y varias otras cosas del señor Debrigode también). Después de leer esta novela, quedan en la lista de “despachar en un plazo relativamente corto”. Prometo volver a enfrentarme al Pirata Negro a la brevedad. Va a ser un placer.

 

El Rey Cobra

El Rey Cobra

Título original: King Cobra , 1933

Autor: Mark Channing

Colección: Biblioteca Oro (serie Azul)

Edita: Molino, Buenos Aires, 1939

 

Había leído una novela de Channing (reseñada en el Especial Peligro Amarillo de este blog y recopilada en mi único número del e-zine) y me había resultado interesante. Conseguí otra más y ahí me puse a leerla. Y me encontré con una historia de aventuras y civilizaciones perdidas bien entretenida.

Estamos en Yanistán, uno de los pequeños reinos hindúes que eran parte de la compleja estructura política que constituía la India gobernada pro el Imperio Británico. Allí se encuentra estacionado el mayor Colin Gray, el mismo protagonista de la novela anteriormente reseñada (que, si bien se publicó luego de esta, dentro de la cronología interna puede ser anterior). Hay rumores de rebelión en la zona, que parecen ser aigtados por un carismático y salvaje bandido local conocido como el Rey Cobra, recientemente capturado y a punto de ser ejecutado. Pero las cosas no salen como parecen: el rey Cobra se fuga de prisión, el residente británico (una suerte de contacto entre el gobierno británico y el gobierno local) de Yanistán es envenenado y su hija raptada por los rebeldes. Y, como Gray está muy interesado por Diana, la hija raptada, se lanzará a tratar de rescatarla. Aunque en el cmaino es capturado porque su guía, un mongol enano llamado Khoon, es en realidad aliado del Rey Cobra en un plan mucho más complicado del que parece a primera vista.

Y es que Khoon y el Rey Cobra están obedeciendo a un misterioso personaje llamado el Encapuchado que parece estar trabajando con una potencia extranjera para fomentar esta sublevación, a fin de debilitar la Imperio. Es por eso que los montañeses del rey Cobra y los mongoles de Khoon – que desconfían del otro grupo – trabajan unidos. Le toca a Gray liberarse, detener la conspiración y evitar que Diana se convierta en la nueva esposa del harén del Rey Cobra (como corresponde a toda buena dama en peligro).

Pero, para que esto no sea una mera aventura histórica, Channing agrega unos detalles exóticos interesantes. Por un lado la fortaleza en la montaña del rey Cobra parece ser el palacio original del Preste Juan, ese rey cristiano mítico de la Edad media con un reino fabuloso en algún lugar que ningún cronista conocía. Por otro están las apariciones fantasmales de un extraño gurú hindú (con una esvastica en el pecho.. bueno recoremods que en esa época erau n símbolo de la fertilidad hindú, no un símbolo nazi) que da pistas para que puedan tanto Colin como Diana sobrevivir.

El resultado final es una novela que no escatima en acción ni en situaciones exóticas, villanos deleznables y acción constante. Mi única queja es el deux ex machina por el que toda la conspiración parece hundirse (¿Un terremoto! ¡Vamosss…! ¿Algo más creativo no podía ser?) y donde el mayor Gray cumple dignamente su papel de heroe defensor de la civilización occidental sin ser particularmente racista. Probablemente el ritmo veloz de la novela sea que fuera originalmente publicada serializada en un diario británico y, tras su éxito, fue recopilada en un libro.

Hay dos novelas más de Colin Gray, una de las cuales fue editada por Molino (la otra está inédita en español). No estaría mal que alguna editorial recuperara estas novelas, que no desmerecen en calidad a las historias aventureras de tipos como Kipling, Rider Haggard, etc. Mientras tanto, seguiremos persiguiendo la otra novela que me falta…

El capitán Alatriste (1996)

El capitán Alatriste (1996)

Autor: Arturo Perez-Reverte

Serie: Las aventuras del capitán Alatriste nº1

Edita: Alfaguara.

 

Arturo Perez-Reverte ha logrado recuperar el disfrute de la novela clásica de aventura con esta serie sobre un veterano soldado español en la corte del joven Felipe IV en pleno Siglo de Oro español. Se le nota a Reverte que leyó mucho al os autores realistas del siglo XIX como Dumas, Perez Galdós y Salñgari, lo que , sumado a su estilo periodística –entrenado bajo años como corresponsal de guerra- da por resultado una narrativa que uno no puede dejar de leer y leer y leer hasta terminar la historia.

En este caso Reverte implica a su capitán en una intriga palaciega en Madrid. Alquilado para darle un susto a unos viajeros, una reacción honorable de nuestro protagonista termina complicándolo en un lío de cuidado, ya que los viajeros resultan ser el príncipe de Gales, heredero al torno inglés y su amigo, el duque de Buckingham, de incógnito en Madrid para conocer a su posible esposa real, la infanta hija de Felipe IV. Y hay gente de la Inquisición con muchas ganas de librarse de los herejes y la jugarreta de Alatriste les ha desbaratado el plan. Así que Alatriste está amenazado de muerte al ser cabo suelto en la conspiración. Cómo sobrevive es el meollo de la trama que no pienso contar.

Otra gran habilidad de reverte es poder recrear un discurso sobre la época muy verosímil, no solo entremezclando personajes reales de esos años (por ejemplo, uno de los amigos de Alatriste no es nada más ni nada menos que el poeta Francisco de Quevedo), sino recreando un discurso sobre una sociedad que va rumbo al ocaso de su gloria. Sospecho que al nacionalista español, Reverte le debe entusiasmar y a la vez deprimir, porque nunca confunde las virtudes de esa sociedad con sus muchos vicios.

Se entiende por qué esta serie es un best seller en España. Reverte es un tipo brillante para contar cosas. ¿Sobrevivirá al tiempo? No lo sé pero espero que sí. Por lo pronto a segur leyéndolo…

El As de los boy scouts: el correo aéreo (l’as des Boy Scouts: Le Long-Courrier Aerién, 1925)

El As de los boy scouts: el correo aéreo (l’as des Boy Scouts: Le Long-Courrier Aerién, 1925)

Autor: Jean de la Hiré

Colección: El As de los Boy-scouts Nº 1

Serie: La gran novela – viajes y aventuras

Edita: Guerri, Valencia, 1930

 

Échenle la culpa a mi hija Pilar – que se metió en los boy scouts- para que me sentase a leer este folletito que había comprado hace ya muchísimo tiempo. Y que, decepción, termina siendo un folleto gratuito con la primera parte de la primer novela de la serie, como para dejar a potenciales lectores atentos a comprarlo. Hoy sería un pdf descargable…

Me pongo a investigar un poco sobre el autor y, ¡sorpresa, sorpresa!, descubro que tengo en mis manos un texto de uno de los autores más conocidos de la novela popular francesa de la primera mitad del siglo veinte, Jean de la Hire. Si hoy es recordado de la Hire es por la creación de uno de los primeros superhombres franceses, el Nyctalope, personaje dotado de un corazón artificial y de ojos que le permiten ver en la oscuridad. Pero resulta que, entre sus otras muchas obras, escribió varias series dedicadas a las hazañas de boy scouts adolescentes – que, si mi memoria no se equivoca, tuvieron una gran expansión y popularidad en el período comprendido entre la Primera y Segunda Guerra Mundial. Así que, historias de adolescentes scouts viviendo aventuras en lugares exóticos no era tan extraño como tópico de la literatura popular. Y de la Hire haría varias series con el tema. Esta, particularmente, era de las más moderadas, ya que no había criaturas subterráneas o viajes a otros planetas. Solo algo tan prosaico como una carrera alrededor del mundo.

Que de eso va: la historia: seis boy scouts ingleses y seis franceses compiten dando la vuelta al mundo para ganar los diez millones de dólares (mucha mas plata que ahora) que el magnate norteamericano de los ferrocarriles, Mr. Brackfeller, donará a la institución ganadora.  Por supuesto esto visto desde la óptica francesa, que tiene como protagonista a Pablo Mandel, hijo obediente, scout renombrado y joven sin miedo, que será el líder de los franceses en esa carrera por todo el mundo… que no sabemos como termina porque el folleto termina justo en le momento de la partida del grupo en un zeppelín rumbo a Túnez.

Si alguno sabe cómo continúa la historia, avíseme…

Going out with a Bang!

Going out with a Bang!

Tras pasarme 4 meses con la serie “BANG. Agente 000”, creo que es bueno cerrar con una evaluación general de la lectura.

Primero, para quien no vio los posts les dejo los links de las novelas leidas de la serie.

Bienvenida… ¡la muerte!

Osiris

Whisky , veneno y dinamita

Cuervos en Saint-Tropez

In memoriam

Pentagrama

No me llames “Darling”

Catalepsia

Cuando se muere de veras

Africa se tiñe de rojo

Alegre contrabando

Nuestro amor está en Venus

 

Doce novelas de un total de 35. No es una mala cantidad para evaluarla. ¿Mi diagnóstico?

Y... en general es un producto que merece su oscuridad.

Quiero decir, está competentemente escrito en general y tiene algunos momentos realmente fascinantes si uno busca entretenimiento demencial al mejor estilo pulp, pero no pasa del pop de derribo.

Si hay que decir que hay una diferencia notoria entre los primeros quince números, los escritos por Alexis Barclay, y el resto de la serie. Las novelas escritas por Barclay tienen una continuidad interna, un desarrollo lógico entre historias entre objetivo, con personajes  que se mantienen consistentes en el tiempo. Tras su alejamiento eso se convierte en un vale todo, con novelas peores y novelas mejores (como dije hay algunas de esas que fueron de las que más me gustaron), pero perdiendo cualquier de identidad que permitieran volver al lector.

¿Valió la pena leerlas? Realmente no, excepto como para hacer un registro de que esto también se publicó.. y para que ustedes se ahorren el trabajo. La verdad, la colección me la guardaría por las tapas, que son una delicia.

¿Y ahora, que sigue? Pues... por un rato voy a ir a lo seguro, a atorores que se que no me deberìan defraudar, antes de arrnacar con algo tan de largo vuelo como esto.

Nos vemos

 

Nuestro amor está en Venus

Nuestro amor está en Venus

Autor: Juan Gallardo Muñoz (a) “Lester Maddox”

Colección: Bang Agente 000 nº 27

Edita: Ferma, Barcelona, 1970.

 

Todavía no nos habíamos encontrado con ese clisé de las historias de organizaciones secretas: la organización secreta rival y de signo contrario. De SMERSH a esta parte, no hay grupo secreto que no tenga un rival que haga lo mismo con designios malévolos. La gente de Géminis tardo su tiempo para eso, pero en esta novela la consiguió: el grupo Venus, una organización secreta y extremista israelí, decidida a desatar una guerra en Medio Oriente que obligue a Israel a dominar a los árabes. Y para lograr eos pretenden hacer estallar una conferencia panarabe, usando a un mercenario de la zona y usando a una seductora y inhumana asesina entrenada para matar. Y solo la casualidad hace que un agente BANG esté sobre la pista..

Ultima novela de las que tengo de esta seria, que se prolongó hasta le número 35 antes de desaparecer. La verdad entretenida y poco más. Un par de momentos inverosímiles (no me puedo imaginar salvándote de una asesina tan eficiente que te agarra en un minúsculo baño de avión, pero el protagonista lo logra), hay un doble juego que se venir desde kilómetros y chistecitos histéricos de que chica se acostará ocn el agente secreto. Pero no es ilegible. Igual uno tiene la impresión que la serie a esta altura (en realidad desde que se fue Alexis Barclay) había perdido el norte y eran novelas de todo tipo y factor introducidas con forceps en la serie.

Se acabó aquí las reseñas de la serie. En los próximos días un balance final de la lectura de la serie... y de lo leído de Salgari. Ambos merecen un cierra reflexivo después de haberle puesto entre ambos casi un año de este blog a leerlas…

Alegre contrabando

Alegre contrabando

Autor: José María Lliró Olivé (a) “Max Cameron”

Colección: Bang Agente 000 nº 23

Edita: Ferma, Barcelona, 1969

 

Mientras la revolución de Terciopelo arrecia en Checoslovaquia, un grupo de antiguos nazis está generando un plan para desestabilizar le país y generar una intervención soviética a pleno, desencadenando la tercera guerra mundial. Y solo los agentes de BANG pueden impedirlo…

Otra novela pasable nomás, con una organización criminal enfrentándose a los Bang, muchos tiros y violencia y un trasfondo sacado de los diarios de la época. Los protagonistas ya habian aparecido en otras novelas de la segunda serie de Bang y en general el ritmo no cambia mucho respecto a lo anterior: pasable pero intrascendente.

Como ven no estoy muy inspirado pero después de tantas novelas mas o menos iguales difícil que diga algo novedoso. Si hasta usan de rivales a nazis el clisé numero uno a la hora de la organización criminal y terrorista (segundo, muy atrás, vienen los arabes)

Me queda uno más en espera de la serie para cerrar esta maratón BANG. Si hubiera terminado con esta novela hubiera sido un final anticlimático….

 

Africa se tiñe de rojo

Africa se tiñe de rojo

Autor: Francisco Daniel Ortusol (a) “Mayor Frank D. Ortusol”

Colección: Bang Agente 000 nº 21

Edita: Ferma, Barcelona, 1969

 

Este debe ser el libro más atípico de toda la serie, el que más se aleja de los planteos de la colección, por lo menos de los que he leído. De entrada, empieza con una escena de acción y violencia que se sitúa a mitad del relato y que parece salida de una novela de James Bond o (mejor aún) Matt Helm, por su sadismo y su vibrante descripción de las peleas. Y de ahí en mas la historia se pone mas que entretenidas porque la historia mezcla en buenas dosis política (la historia se asienta claramente en la crisis de Biafra desarrollándose en esos años), acción, violencia y un dejo de compromiso social. Y endulzado ocn el heroe y el villano mas bondescos de toda la serie. Lo quen o es poco.

El héroe es Richard Richards, dueño de una gigantesca empresa de juguetes infantiles y además agente Bang. Una cruza inverosímil que de por sí me predispone a favor. Digo, ya se que me tengo que olvidar el realismo para entrar en pleno terreno del pulp mas casposo, que esl o que cuenta en novelas así.

La cuestión es que el dichoso juguetero irá a repartir ayuda humanitaria en Biafra para averiguar un reporte aún mas interesante: descubrir y desbaratar un campo de concentración infantil que se rumorea que existe allí, donde se llevan a niños biafreños. Que por cierto existe y es manejado por una suere de versión blaxplotaition del doctor Mengele, un científico que quiere mejorar la raza negra y entrena a los pendejos para convertirse en los soldados obedientes del mañana , listos para exterminar a quien sea al que el se lo ordene.

Pero antes de llegar a él, Richard tiene que enfrentar a guardaespaldas femeninas tan exóticas como listas para eliminar a alguien, esbirros siniestros y brutales y trampas mortales que no estarían fuera de lugar en una película del agente 007. Y que resuelve usando artilugios tecnológicos dignos de salir del taller de Q.

Que el uso de la organización Geminis sea apenas tangencial a la historia la verdad importa poco. A la hora de elegir una novela entretenida de esta seria, estoy entre esta y Osiris… y creo que esta le gana. Si se van a tomar le trabajo de leer esta seire, empiecen por aca.

Cuando se muere de veras

Cuando se muere de veras

Autor: José María Lliró Olivé (a) “Max Cameron”

Colección: Bang Agente 000 nº 16

Edita: Ferma, Barcelona,. 1968

 

Como contamos anteriormente, el número 15 de esta colección era el último que escribía para la editorial Ferma Alexis Barclay, solo Dios sabe por qué motivos. Aunque no es aventurado que tuviera que ver con una cuestión de derechos del os personajes, ya que Barclay seguiría con los mismos personajes en una colección homónima editada por Euredit. Una pista para suponer que esto tuvo que ver es justamente esta novela, donde lo único que queda de la premisa original es una organización secreta que combate el crimen internacional. De ahí en mas cambia TODO.

Empezando por el nombre: BANG es el acrónimo ahora de “Base Anticrimen Nueva Geminis” (en vez del mas enrevesado “Bringer Advine Nomenclatura Geminis” de Barclay).Su base ya no es más Hong kong sino en una misteriosa isla del Pacífico Sur llamada Devil`s Island. Hay tres líderes superemos a cambio de uno. El contenido de aparatos tecnológicos a lo James Bond aumenta exponencialmente. Y los agentes son un elenco completamente diferente. Parece claro que lo único que pudo retener Ferma era la marca registrada de la serie y tenía que cambiar completamente con todo.

En esta aventura conocemos al agente Paul Briand, ex mercenario y aventurero al que le llega la oferta de entrar a trabajar en una misteriosa organización mercenaria, lista para generar un golpe de estaod ne un país petrolero… y, para lograrlo tiene un plan de diversión para nada menor: hacer asesinar la premier chino en una reunión multilateral el mismo día del ataque (para que la invasión pase piola en las noticias). Y tiene un final realmente apocaliptico. Atenti tambien porque aparece un segundo agente Bang, el inglés Gordon McQuade (otra diferencia: la cooperación entre agentes Bang parece más común que antes) que aparecerá en otrasn ovelas mas adelante.

Pero lo que se mantiene constante es la muertey la violencia en las peleas. Hay muertos y torturados por doquier.

Y las tapas de Cortiella que se siguen manteniendo con el mismo nivel de calidad.

Estilísticamente, Cameron parece escribir unos relatos mas duros , mas “machos” en su planteamiento y ejecución.. Tampoco igual es que sea un cambio notorio: Bang sigue siendo una serie escrita profesionalmente peor no mucho más, una de las infinitas series similares de esos años. Nada espectacular.

Catalepsia

Catalepsia

Autor: Antonio Viader Vives (a) “Alexis Barclay”

Colección: Bang Agente 000 nº15

Edita: Ferma, Barcelona, 1967

 

Tenemos de nuevo a Billy Mustard, el periodista duro que había sido reclutado por la Organización Geminis en la novela Pentagrama, haciendo un trabajo casi por fuera de la organización. Debe resolver un problema de su pasado: diez años atrás, cuando era fiscal de distrito, debió condenar a un joven que había eliminado a cuatro traficantes de droga. Hoy lo han soltado y está claro que piensa eliminar al restante, que ahora acaba de convertirse en un prometedor capo de la “Cosa Nostra”. Y por supuesto pretende deshacerse de ese indeseable que llega del pasado a arruinarle el éxito, sobre todo teniendo en cuenta que hay quienes quieren verlo fracasar.

En medio de esta intriga urbana vemos cómo todo fue desarrollándose, con el drama de la adicción a la droga en el medio y un tono sórdido y desesperante digno del mejor cine negro. Olvídense de la alta aventura y situaciones a lo James Bond de otras novelas: esta historia es una novela policial encubierta, dura y violenta. Hay muertos por todos lados y la venganza final es de un sadismo maravilloso. Un final merecido al período Barclay de esta serie.

Si, porque tras esta serie Barclay la abandona. Y se va a seguirla a otra editorial, Euredit, donde saldrán 16 novelas más de esta serie (hasta 1970), calculo que con los mismos personajes (no sabría decirles porque no las tengo). El total de novelas escritas por Barclay en ambas editoriales serian vueltas a reeditar , una vez en 1972 y otra en 1980 por la editorial Producciones Editoriales.

Lo curioso que Ferma va a seguir además con su serie BANG. ¿Qué cambios van a traer aparejados el cambio de escritor? Bueno , lo veremos en la próxima entrada….

No me llames “Darling”

No me llames “Darling”

Autor: Antonio Viader Vives (a) “Alexis Barclay”

Colección: Bang Agente 000 nº 12

Edita: Ferma, Barcelona, 1967

 

Como habrán visto si leyeron las reseñas de lagunos títulos anteriores de esta serie, el enfrentamiento del os integrantes de la Organización Gemini con miembros del servicio secreto –especialmente de la Republica Popular China- no era algo poco común. Pero aquí el juego del espionaje es el nudo central de la trama, lo que mueve toda la acción. Aquí los Bang se enfrentan a un plan donde directamente se intenta la subersi´n deu n país, en este caso la isla de Antigua.

¿Por qué Antigua? Buena pregunta sin mucha respuesta. ¿para qué necesitan esa islita pequeña del Caribe (de 80 mil habitantes HOY) los chinos? La verdad no se. Pero ahí lo tienen a Jack Mac Canles tratando lo que le pasó a otro agente Bang , asesinado ahí. Todas las pistas terminan llevando a un plan de desestabilización de un movimiento extremista de Antigua (¿cuánta gente pueden ser? ¿20? ) que lidera una millonaria y hermosa chica de sociedad… o no.

Digamos que el final recurre al truco bajo de “agente infiltrado usando un disfraz perfecto“ que es ya un mal clisé a estas alturas. Lo que nos da un relato bastante indiferente a la hora del disfrute. Puntuado, eso sí, por las muchas muertes que ya son marca de fábrica de la serie.

En síntesis, una lectura indiferente tirando a aburrida. Queda una novela más de Barclay en la serie para leer. Ojala sea mejor que esta

Pentagrama

Pentagrama

Autor: "Alexis Barclay" (a) Antonio Viader Vives

Colección: Bang Agente 000 nº 11

Edita: Ferma, Barcelona, 1967

 

Tenemos un talentosísimo músico clásico húngaro conocido por su clara posición anticomunista. Tenemos una mujer muerta en su cama. Tenemos la información que no es la única mujer relacionada con el músico que aparece muerte. Tenemos la pérdida de importantes secretos occidentales. Tenemos un periodista borracho, duro e incorruptible. Tenemos a Carla Fullbergh, agente BANG (a la que conocimos por primera vez en la novela Whisky, veneno y dinamita ), tratando de saber que pasa. Y por supuesto tenemos violencia, mucha violencia.

Creo que esta es la novela que mas disfruté hasta hoara del ciclo Bang. No solo por que la historia se desenvuelve sin respiro peor suavemente, sin esos desarrollos que suenan inverosímiles (ojo no es que no haya desarrollos inverosimiles ne la novela, pero Barclay nos vende como nunca el pescado y nos deja creyendo que todo funciona suavemente). Billy Mustard parece uno de esos personajes interpretados por Bogart, adiccion al alcohol y frase sardónica incluída. Y el dueto que juegaj unto a Carla Fullbergh resuena a los mejores momentos de la relación fílmica entre Bogie y Laureeen Bacall.

En síntesis: una novela muy entretenida .Barclay se nota que le ha tomado ya el tono a la serie y la va manejando con gran pericia. A ver cómo sigue…